La mayoría de estudiantes que han estado haciendo cursos durante el año prefieren descansar en verano. Un descanso merecido, por supuesto, ya que puedes desentenderse durante un tiempo de todos los esfuerzos que han realizado. Sin embargo, también existen casos curiosos. Hablamos de los estudiantes que, aún con el verano por delante, deciden seguir aprendiendo. Y que, de hecho, consiguen muchos más adelantos durante esta época.
Parece que estos estudiantes no quieren perder tiempo. Aunque dispongan de algunas semanas para descansar, e incluso para dedicar al ocio, prefieren seguir aprendiendo lo que más les gusta, o simplemente optar por adquirir conocimientos nuevos en torno a temas que les son desconocidos. La tarea está bastante bien, sobre todo porque se obtienen aprendizajes que antes no se sabían sin que haya una obligación por parte de profesores o personas externas.
Por supuesto, estudiar en verano también tiene su parte mala que, en todo caso, depende de la forma de ser de cada persona. Y es que, si dedicamos tiempo a estudiar, no lo tendremos para dedicarlo a otras tareas o incluso al ocio. Esto puede suponer un problema para algunas personas, por lo que es necesario sopesar los inconvenientes y ventajas que puede tener.
Como ventajas, mencionar la adquisición de nuevos conocimientos y un aprendizaje más acelerado. A tener en cuenta que los inconvenientes incluyen una posible falta de tiempo y en ocasiones un cansancio que puede afectar al cuerpo, en el caso de que el ritmo de estudio sea acelerado, durante mucho tiempo. Hay que tener en cuenta sobre todo este último concepto, debido a que nuestra salud está en juego.
Estudiar y aprender en verano no es malo. De hecho, puede llegar a tener ventajas bastante interesantes. Sin embargo, también es necesario sopesar todos los aspectos con el fin de no cometer un error que pueda afectarnos seriamente. Sobre todo en lo que concierne a la salud.
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